jueves, 3 de abril de 2008

Indiferente hasta la muerte

Era una de esas tardes tras los exámenes del primer cuatrimestre en las que tienes todo el tiempo del mundo, en las que bien aburrirse o hacer ventanas con palillos resulta un placer. Podría haber limpiado el suelo sucio de mi piso de estudiante, pero hoy no me toca.
Me encontraba yo sentado en un viejo tresillo (adornado con un pañito de esos que hacen las madres y las abuelas), y me sentía algo taciturno porque aquella mañana me había dejado mi novia de hacia mes y medio...el amor de mi vida. Sinceramente me sentía más molesto porque llevaba toda la tarde jugando a la consola y estaba atascado en una puta trampa de la que no conseguía salir. Llamaron a la puerta. Con desgana pulso el "pause" y busco la pantufla debajo del sofá. Rascándome las barbas (luengas por dejadez) me dirijo a la puerta, acerco el ojo a la mirilla...¡coño, La Muerte!
Al abrir la puerta, una muerte muy bien ajada con guadaña reluciente me saludo con una educación exquisita. Aunque los ojos quedaban bien ocultos tras una capucha negra, pude adivinar un mentón huesudo que apenas se movía al hablar.

- Perdona, busco a Felipe, ¿esta en casa?, tiene que venirse conmigo.
- Pues no, pero pasa y te sientas un rato...¿qué bebes?
- No se, hoy ando con mal cuerpo, pero si tienes absenta te agradecería medio vasito.
- ...marchando, aunque es del 24 horas.

Yo sigo con mi partida, aun más cabreado que antes porque sigo atascado y sin saber cómo salir. La Muerte, cruzada elegantemente de piernas, se entretiene con una revista de humor de otros inquilinos que nunca llegamos a tirar. En ese momento entra mi compañero por la puerta, y le saludo animosamente "hola Felipe!!, coge el otro mando y échame una mano", mi compañero me mira extrañado sin saludar nuestro invitado. Aquella Muerte que disfrutaba del humor de unas páginas gastadas por el tiempo se levanto en silencio, pero rápido. Un movimiento maestro con su guadaña y tenía la cabeza de mi compañero en su mano izquierda, el cuerpo apoyado en la pared apenas se mantenía en unas piernas a las que abandonaba la vida con rapidez.

- Bueno tío, yo casi que me voy -dijo La Muerte metiendo la cabeza en un saco aterciopelado, y echándose el cuerpo al hombro-, gracias por el trago.
- Nada, cierra al salir. A ver si tardamos mucho en vernos.

Ambos nos reímos. Sin pizca de conmiseración continuo jugando. Mi NIF dice que me llamo Felipe pero yo se perfectamente con quien se había ido mi exnovia ahora...y con quien llevaba 2 semanas. Me ducho, me afeito y cojo las llaves...mierda, ya se como pasarme la puta pantalla. Mañana lo intento de nuevo, esta noche he quedado.

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