Como se le habían juntado demasiados bofetones en los últimos días, pensó que lo más sensato era cambiar de piel, y ponerse una de esas de los superheroes que son duras como piedras. Nunca fue tan duro como parecía, nunca fue tan malo como le dijeron...al fin y al cabo siempre se había visto obligado a llevar un caparazón con el que aguantar cosas que ya no debía.
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