Recostado en su cama apretaba el estomago para evitar que el nudo que lo atenazaba se expandiera por todo su estómago...parecía que haciendo fuerza el dolor se controlaba en un punto pequeño...mejor un puto punto que no todo su cuerpo. Se le indigestaron las letras que comió con los ojos, estropearon las letras que tenía en su cerebro. Sus manos temblorosas, no fueron capaz de vomitar las letras que necesitaba expulsar para disculparse.
La infección letrada se extendió por su cuerpo, el punto se expandió y fundió sus "tequieros" con los huesos que, por la posición fetal se encontraban más cerca que nunca...y aunque a la mañana siguiente volvió a andar, su posición fetal aferrada a aquel sentimiento permaneció contraída por siempre jamas...
...nunca le pudo decir...tú serás la reina de mi cálida trinchera!!!!
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