jueves, 4 de marzo de 2010

Vida sin título - 2

Sentado en aquel Starbucks, Letracto escuchaba atento una canción de Coldplay. "Lost" sonaba especial, aquella era una versión que no conocía y los fragmentos de rap que se intercalaban con la voz del cantante resultaban refrescantes. Entendió gran parte de la letra, y se permitió no beber de su café hasta que no acabó la canción para comprobar cuánto más podría entender.

Las fichas del puzzle de su vida que tenía que perder estaban llegando a su fin - Si no puedo sujetar más cosas que se escapan ni lo voy a intentar, que se vaya lo que sobre, que lo que tenga que estar quedará...pensó, y no le faltaba razón. En poco tiempo cumpliría veintimuchos o treintaipocos. Cansado de lamentos decidió que tenía que poner fin al nudo marinero que atenazaba sus tripas.

Dando un sorbo al café blindo su testa a pico y pala, quedaba sólo un poco de chapa por poner. Hacía apenas unos días conoció un mundo diferente y sus ojos, que miraban demasiado al suelo, descubrieron tejas, canalones y mas allá de las nubes cerradas adivinó un cielo azul infinito, que sólo los atardeceres helados eran capaces de matar para dejar paso a furtivas lunas llenas que veían amanecer.

Súbitamente arrancado de su mundo de reflexión y alegre regodeo Letracto Recibió una llamada. Un buen amigo suyo, uno que solía aliñar el tabaco le hablo rápido, entrecortado desde el otro lado. Nunca le observó tan nervioso. Pidió a su amigo que se tranquilizara, que iría donde estuviera a buscarlo, pero de entre todas sus palabras rápidas y aturulladas apenas pudo llegar a entender algunos fragmentos que le causaron un gran desconcierto "...joder te digo que están buscando Letracto...no les diré nada...búscala, ella siempre ha estado ahí y te dirá cómo hacerlo... ". La conversación se cortó y al volver a llamar, una operadora mecanizada avisaba que el número al que llamaba no se encontraba disponible.

- ¿A quién no le iba a decir qué? ¿quién es ella? ¿qué te ha pasado?

Conocía a aquel amigo desde siempre y nunca sintió miedo en su voz. Sin saber qué hacer salió a la calle y corrió hacia el bar al que iban después del trabajo con cierta frecuencia.

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