...y decidió que su particular Show de Truman tenía que finalizar. Y como en el carcelario espectáculo, donde permanecía preso de sus miedos cancerveros, buscaría una puerta más allá del mar que en calma chicha le susurraba..."ven..atrévete..sabes lo que guardo para ti al final".
Nadó por tiempo indefinido, su única esperanza era que hubiera una esperanza al final, una puerta que quizá se pudiera abrir. El nudo en la garganta le acompañó durante toda la travesía, pensaba que derribar el muro sería lo peor, pero olvidó sacudir de sus pantalones el polvo que con el agua se tornó roca.
Cuando lo que en caliente no distinguía en el agua se volvió lastre, la muerte no le pareció una mala solución. Sin embargo, como la roca se fundió con sus vestimentas, las asumió y siguió adelante. Aprendió a nadar en sueños para así aprovechar los ratos de pernocta.
Un amanecer, cuando ya había olvidado todas sus razones y sus ropas parecían raídas por el efecto de la sal de sus llantos, sintiéndose ingrávido abrió los ojos, y dolorido por el esfuerzo nocturno la vio...estaba ahí.
Sin el color oscuro de sus pesadas vestimentas de reo se sintió liberado, y para que a todos los observadores les quedara claro gritó lo siguiente sin poder dejar de llorar...